viernes, 17 de mayo de 2013

Luego vinieron a por mí y ya era tarde.



Con esta frase contundente, termina una de esas citas que van pasando de mano en mano, de boca en boca y que todo el mundo atribuye a todo el mundo sin saber exactamente quien la dijo primero (Martin Niemöller, Pastor protestante encarcelado por los nazis desde 1937 a 1945).

Algo de esto está pasando en la Comunidad de Madrid y más exactamente en la Asamblea de Madrid en estas dos últimas semanas.

Primero vinieron a por la Educación y prácticamente casi nadie dijo nada. Al fin y al cabo nos han inculcado que la Educación de verdad, la que mola y da pátina es la privada y ahora, más del 50% de nuestros hijos estudian en colegios privados, la Escuela Pública ha sido traspasada y la Marea Verde aguanta a duras penas.

Luego vinieron a por la Sanidad y aquí tocaron en hueso. Quizás la experiencia de lo hecho con la Educación o que ahora nos tocan a todos y cada uno y no solo a los chavales, ha podido más que la propaganda grandilocuente y engañosa, y la Marea Blanca ha puesto pie en pared frente a la estrategia del Partido Popular, Aguirre y González. Aún no hemos conseguido echarles para atrás, pero parece que se les ha helado la sonrisa privatizadora en la boca. 
Veremos por donde salen.

Pero ahora vienen a por la Democracia y no debemos caer en la terrible tentación de, como en el poema que abre esta entrada, decir aquello de “luego vinieron a por los políticos…que se jodan”.

Ese que se jodan. Ese, hay problemas más importantes que si a una Diputada o a 6, les expulsan por decir no sé qué calificativo, tiene un gran peligro y es que luego vengan a por nosotros y entonces ya sea tarde.

Imaginemos que la Diputada se hubiera pasado calificando de “corrupto” al Presidente de la Comunidad de Madrid. ¿No sería entonces pertinente tratar igual al Presidente que llamo “corrupta” a la Diputada?. Y sino es se hace así, ¿Por qué es?.

El Partido Popular lleva años usando las instituciones para su interés y beneficio,  pero desde que asumió un control omnímodo sobre toda España y parte del extranjero, la Asamblea de Madrid se ha convertido en un remedo de cámara de representación donde unos intentan saber qué hace el gobierno (la oposición) y otros se mofan, befan, insultan y descalifican, fundamentalmente al Portavoz Socialistas, Tomás Gómez, y con él a toda la izquierda y a quienes no piensan como ellos.

Esta barrabasada de sancionar por pensar distinto y hacerlo a unos si y a otro no, no es una trifulca palaciega, no es un rifirrafe político, es la constatación de que el Partido Popular y el Presidente de la Comunidad de Madrid entienden la democracia como la ley del embudo y la Asamblea de Madrid como el lugar donde arrasar las ideas de los demás.

Podemos pensar lo que queramos de nuestros políticos, pero no seamos tan necios de no darnos cuenta de que lo que está en juego es la Democracia y la Libertad que solo  ella nos garantiza.

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