¿Y si puestos a imaginar, pasamos de la Olimpiada de 2024 y
nos proponemos otras cosas, otros retos?.
¿Y si nos proponemos que nuestra ciudad y nuestra región
utilicen en 2024 el 50% de su energía eléctrica proveniente de energías
renovables instaladas, por ejemplo, en los tejados de nuestras ciudades?
¿Y si asumimos el reto de que el
70% de los viajes realizados en nuestra ciudad y en nuestra región se hagan en
transporte no motorizado o en Transporte público (hoy estamos en menos del
50%?.
¿Y si ponemos en marcha un Plan
para ampliar el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama que transforme las
propuestas de nuevos planes urbanísticos en mejoras de los servicios a los vecinos
serranos y en proyectos que, por ejemplo, hagan posible que la energía eléctrica
de los pueblos de la sierra provenga de plantas de biomasa alimentadas por las limpias
del monte que ayuden a evitar y controlar los incendios forestales?
¿Y si nos proponemos que Madrid
ciudad y Madrid región se conviertan en la ciudad y la región de España con
mayor número de empleos verdes (supondría más de 100.000 puestos de trabajo?.
¿Y si reconducimos todas las
energías empleadas en proyectos baldíos como Eurovegas en un gran Plan de I+D+í+S (Investigación, Desarrollo, innovación y sustentabilidad) que convierta a
nuestra región y nuestra ciudad en líder mundial en proyectos empresariales
limpios, dignos y de calidad?
¿Y si convertimos a los 60.000
voluntarios pasivos de la candidatura Madrid 2020 en actores de una nueva
transformación ciudadana, no solo de la ciudad como espacio, que también, sino
en actores de un proceso de participación y democratización de las decisiones
políticas que crezcan desde el núcleo (la gente, los barrios) hasta tomar toda
la ciudad y por tanto el Palacio de la Cibeles y la Puerta del Sol con nuevas ideas,
nuevas propuestas y nuevas personas?
Todo esto se puede hacer, hace
falta querer hacerlo e invertir las energías, los esfuerzos, los medios
publicitarios y los medios económicos que se han invertido en tres proyectos
Olímpicos fracasados.
Hace 4 años escribía que Gallardón
era el alcalde del fracaso. Dos olimpiadas (ahora tres) perdidas, una M-30 que
nos hundía en la miseria, unas líneas de metro que no llevaban a nadie a casi
ningún sitio. 4 años después hay que decir que no es Gallardón, es un modelo de
crecimiento (basado en la especulación), un modelo de política (basada en el cortoplacismo
y el proyecto megalómano y populista) y una idea de la participación (basada en
el “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”) lo que ha fracasado y con ella
los políticos que la propiciaron.
Toca pues la hora de cambiar.
Cambiar de paradigmas de ciudad y de región. Dejar de creernos el centro del
mundo, para convertirnos en los creadores, los animadores, los impulsores de
una nueva idea de Mundo.
Toca pensar, todos y todas, en cómo hacer
posible no un sueño olímpico, sino un sueño de ciudad y de región nueva,
distinta, moderna, desde todos y desde todas de verdad, un proyecto que quizás
albergue unas olimpiadas, pero cuyo objetivo no sea las olimpiadas, sino la
gente de Madrid.
La verdad es que cualquiera de los objetivos que planteas son más deseables que una olimpiada, pero... ¿Y si nos limitamos a los objetivos 20-20 de la UE? No es que sean gran cosa, pero visto el nivel del que partimos pueden ser todo un desafío.
ResponderEliminarYo creo que tenemos que ser ambiciosos. ¿porque tenemos que conformarnos con lo que todo el mundo acepta y entiende como normal? Creo que solo recuperaremos la confianza en nosotros mismos (y no hablo solo de Madrid) si nos proponemos metas de gran calado. El resto es mediocridad y de eso sabemos mucho y estamos muy artos.
ResponderEliminar¿por qué me parece tan razonable todo lo que dices?
ResponderEliminarDebemos ser muy raros y fantasiosos porque a la hora de la verdad esos proyectos aparentemente viables se convierten en molinos invencibles.
La ambición gana sistemáticamente al sentido común.
El beneficio propio se impone al general.
Vivimos sin valores intangibles.
Porque soñar no cuesta nada.
ResponderEliminarInvertir la situación simplemente sería agachar las orejas y decir que se han equivocado y eso cuesta mucho mas que el dinero que se ha invertido en las tres candidaturas.